tren al sur con letra
los prisioneros
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[Letra de "Viaje"] En un sentido reconozco que nací occidental y cristiano Lejos del profeta y el desesperado sin salida, canon de sus gritos Nací en una ciudad gris pegada al mar y, sin embargo Tan lejos de sus ires y venires, de entender el porqué de sus mareas Tuve un inmenso mañana, una patada inicial Un empujón casi en la boca abierta de mi madre De mis pasados guías empujando mi cuerpo hacia la tierra Vi parques y niebla enfriada En mi viaje diario hacia las letras y las leyes, los letreros Los omnibuses de los que colgaban personas como uvas Las uvas más feas y podridas del racimo Crecí en Lima, Perú con la cabeza mirando al punto muerto Y el estómago soportando cada día un nuevo ardor Comiendo los frutos de la cancha La estirpe del pigmento en cada papa, en cada puñado de tierra Tubérculo del fondo de la tierra Aprendí los gritos en las esquinas De los que gritan diariamente en las esquinas Voceadores, peluqueros, negras, carniceros, gatos Aprendí a pasear respetando la penumbra, la mortalidad inminente El monstruo, el violador que acecha En los espacios donde la luz eléctrica del servicio público no llega Mirando las plazas que en el centro de Lima después descubriría Se expanden con soberbia, con confianza no como baldosas Las baldosas prisioneras a las que llaman plazas Otras ciudades perdidas de este continente Plazas donde ya se levantaban después, o diría mejor Ya se levantaban los babosos, los comentarios basura Las mentiras de tanto mentiroso al que una voz le es permitida Yo las caminaba, comía grasa y fumaba Desde las primarias estaciones de mi vida La plaza Bolívar, las bermas orinadas No sabía que a la mala como un marido engañado, yo las perdería De alguna manera compré todo lo que tengo En alguna caseta mal pintada, en una meseta de plástico azul Donde una revista de buenas tetas y saliva Se abría a codazos con ocho libros de poemas y un código civil No todas las personas reciben A sus dioses y a sus besos de la misma manera Pude tener mis trozos en mis manos, aprendí a leer con el humo Las naranjas muertas tras dar todo su jugo El centro de Lima no es el centro del mundo, es una ráfaga Sol demasiado fugaz sobre los ojos verdes de la chicha Subí en el magisterio de las camionetas Vi los diez colores combinarse en la bandera Los cassettes de las pastoras Los letreros del expreso a Independencia Comas, el magro Sol invisible sobre la ciudad de Dios La voz de Ezequiel sobreviviendo en las barbas raleadas Cholas destripadas del que atenta contra el orden Creciéndose una barba que la sangre, la raza desconoce Yo voy tras esa barba por tiempo limitado Luego escapo, luego vuelo Luego soy expulsado por el culo del país Salgo como una palomita de un incendio Y me llevo el imperdible en el músculo cardiaco Así llegué a las murallas, las vi por fuera Me incliné y les di mi espalda barrigona ¿Para qué, para qué seguir oyendo las mentiras en las plazas? Incubar infecciones, sopor, acetona, mierda en mis oídos Salí en un caballo, en una moto En un avión quebrado y no vi nada diferente Vi los fangosos costados de la comisura de los ríos Guayas Babahoyo, agua destruida, aroma del pétalo podrido Subí la línea, mojé mis orejas en Cali, Santa Fe de Bogotá Seguí escuchando las mismas cáscaras crujiendo en la mentira La nación basura, la artrítica deforme No encuentra placer en levantarse El Congreso se acuesta con la Patria El pederasta no puede hallar felicidad En un sentido reconozco que nací mendigo español Que habría violado también la presencia del Sol Arrancando el oro con las muelas Que me he bajado de trenes y coyotes, procesiones y mercados Que soy indio condenado a no distinguir el comedor del basurero Caminaba en febrero por la plaza San Francisco Tú nombra el año, tú nombra la ciudad En Ecuador me llamaron felón, me enviaron un abogado Que murió de infarto fulminante a una semana de la audiencia Por gracia de mi Dios que no me falla En Ecuador me encarcelaron, me miraron con ojos homicidas Dos soldados morenos rastrillaron el arma, salivaron Nunca antes me sentí tan deseado Subí y bajé la sierra como en mi casa, bajé las cortinas de la lluvia Otro contento llenaba plazas en el proceso hacia la nieve Otros afiches poblaban nuestros ojos Me robaron en Machala, me robaron en Cali pertenencias y pastillas En Bogotá me robaron al hijo que más amo Me robaron en Madrid, la cama aún escupida La sangre derramada invisible ante la noche La semilla mordida, el hermano adorado La felación que siempre quise Mi mujer ya cabalga en otras vergas, la he perdido ¿Qué es de Lima y sus boutiques? ¿Qué es de mis hojas empapadas, mis escritos y mis madres? Qué hacen los viajes en el alma sino huecos, aire, tickets perforados Mancha salina, ropa acumulada, maleta rota Hueco en que ninguna forma humana encaja Si hubiese tenido bastones en la tundra para regar cabezas Para llegar temprano para patear más lejos Al menos lo voy reconociendo Reconozco mi cara alelada Mis ojos entreabiertos en el tren que me llevó a Milagro A Marseille, a Cagnes-sur-Mer a Firenze, a Chicago vía New York Al pueblo de Paquito, a La Bisbal, a Barcelona, a La Oroya Donde mis primos vomitaban El montado en la losa de Toribio a Juliaca Donde mi hermano pequeño fundió sus orines con el cielo Siempre viajando con la maleta del abuelo La mochila del amigo, los bolsillos del padre Siempre subiendo o bajando De un vagón de una zorra, de un amigo Una noche en el Brasil eyaculando en una extraña A los diez segundos de haberla dominado Es triste haberle dado el secreto a Capulí, la extraña Vania La princesa negra de los estados alterados La que me vio nacer nunca había preñado a nadie Y tampoco fue esa la ocasión Alabé a los niños rapándose las uñas A los policías pateando el vientre de las putas En casi todos los lados escuché a alguien grande Abusando mentalmente de las hembras, irrespetando muertos Hipnotizando niñas de diez años para asegurar acciones en sus culos Ayudé a gente a pedir plata por callar, a pedir plata por hacer Y filmé a otras ratas Que nunca tuvieron que hacer lo propio para matar la liebre Estaban por supuesto los no necesitados Los completamente socorridos Los callados sentándose a tomar Kirsch con los abuelos Tomé el navío, tomé la estrella Tomé en mis brazos los sonidos del pasado Conocí paralíticos en pena Y músicos de circo que en menos de una hora Podían invocar cualquier espíritu y luego terminar con él Y de salir en salir, me he salido de mi cuerpo Me he perdido en cada calle, me he perdido de mi novia estelar De mis amigos perplejos, de mis hijos Camila, Matías, Santiago Ellos saben que viajo y eso es todo lo que saben El que viaja solo sabe que algún día llegará No sabe a dónde, no sabe cuándo Lugar común, prisiones vulvas entre piernas Platos vacíos, moribundas emociones Recuerdos que se velan de tanto ser expuestos a la luz Rotales de pestañas Capa que no es mía, mundo territorio de muerte Mentira en cada vértice, en cada plano inclinado En cada edificio resurrecto En cada instancia próxima a ser incinerada Camina tan imbécil de la que no nos queda Sino un agotamiento sacro Huesos rotos, estampas, rotos horizontes Muecas multiplicadoras del dolor Tomando, tomando rosarios gastados, piedras redondas Cuencas perdidas, almas ajenas como propias Viajé quince años, viajé un siglo, viajé una carne y tres humanidades Y en el siguiente viaje no vi nada El ojo de dragón Me lo dijo al oído Tú te irías para siempre Dejándome este vacío El ojo de dragón Me lo dijo claramente El ojo de dragón Me lo dijo al oído Y mi yin se aleja de mi yang Como el wantán de tu adiós (este vacío) Como el sabor agridulce de tu amor (este vacío) Y mi yin se aleja de mi yang Como el wantán de tu adiós (este vacío) Como el sabor agridulce de tu amor El ojo de dragón Me lo dijo al oído Tú te irías para siempre Dejándome este vacío El ojo de dragón Me lo dijo claramente El ojo de dragón Me lo dijo al oído Y mi yin se aleja de mi yang Como el wantán de tu adiós (este vacío) Como el sabor agridulce de tu amor (este vacío) Y mi yin se aleja de mi yang Como el wantán de tu adiós (este vacío) Como el sabor agridulce de tu amor